Leche
pasteurizada
Leche pasteurizada, es la que ha sido
sometida a un calentamiento suave (70º-90ºC) durante unos segundos para
inactivar microbios, como algunos patógenos (causantes de enfermedades), sin
modificar sensiblemente las cualidades del alimento y evitando que se deteriore
inmediatamente.
Leche que ha sido sometida a un tratamiento que consigue la destrucción de microorganismos sensibles al calor. Su nombre se debe a Luis Pasteur, que utilizó el calor por primera vez para controlar el deterioro del vino.
Pasteurización no es sinónimo de
esterilización, porque no destruye a todos los microorganismos. En la
pasteurización se emplea temperaturas inferiores a 100º C, suficientes para
destruir las formas vegetativas de un buen número de microorganismos patógenos
y saprofitos. Las bacterias esporuladas y otras denominadas termodúricas resisten, normalmente, a este proceso.
Para destruir los microorganismos de la
leche es necesario someterlos a tratamientos térmicos, ya se vio que la
temperatura puede ocasionar transformaciones no deseables en la leche, que
provocan alteraciones de sabor, rendimiento, y calidad principalmente.
Aunque la pasteurización ha ayudado a
brindar leche y quesos inocuos y ricos en nutrientes durante más de 120 años,
todavía hay algunas personas que creen que la pasteurización daña a la leche y
que la leche sin pasteurizar es una alternativa segura y más saludable.
La pasteurización de la leche no produce
intolerancia a la lactosa ni reacciones alérgicas. Ambas clases de leche pueden
causar reacciones alérgicas en personas sensibles a las proteínas de la leche.
La leche sin pasteurizar no mata a los
agentes patógenos por sí misma.
La pasteurización no reduce el valor
nutricional de la leche.
La pasteurización no significa que sea seguro dejar la leche fuera del refrigerador por un tiempo prolongado, especialmente después de que se haya abierto.
La pasteurización sí destruye las
bacterias perjudiciales.
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